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Image credit: Eric Hartline-USA TODAY Sports

Traducido por Marco Gámez

En la actualidad la Sabermetría se encuentra sentada con una pierna en un enorme y creciente abismo entre el consenso público y la otra en lo que las oficinas de los equipos saben sobre ella. Mientras que hace 20 años el personal de Baseball Prospectus estaba posiblemente más adelantado que la mayoría de los equipos, ahora la oficina principal del equipo más rezagado emplea al menos a un puñado de analistas dedicados a esas labores, algunos de ellos seleccionados de las filas de los mejores investigadores públicos, otros con doctorados en materias cuantitativas. El advenimiento de Statcast amplió aún más la brecha entre público/privado, porque mientras Baseball Savant muestra un puñado de datos proporcionados por una jugada (velocidad de salida, ángulo de lanzamiento, etc.), los investigadores del equipo obtienen sin filtro el recorrido de cada persona y objeto en el campo de juego. Algunos son capaces de medir la capacidad de capturar batazos, de correr las bases y las mecánicas como bateador o lanzador de manera que los analistas públicos babeen.

Entonces, en una era en que los equipos superan la comprensión del público sobre el béisbol, ¿qué debemos hacer? Si no podemos obtener los mismos datos y hacer la misma exploración que ellos, tal vez podamos trabajar en reversa: aplicar ingeniería inversa a lo que los equipos han encontrado basándonos en las decisiones que han tomado. Nunca llegaremos al nivel de detalle que el personal de la oficina principal tiene al alcance de la mano, pero tal vez podamos extraer los lineamientos generales de las características de los jugadores a los equipos les pagan y a los que ignoran. (Originalmente presenté una versión de esta investigación en el Saberseminar de este año).

Para hacer esto, necesitamos alguna forma de mirar dentro de la caja negra que es la evaluación de cada jugador. Si bien los intercambios pueden ocasionalmente iluminarnos, la ventana más abierta hacia esa caja negra es el mercado de agentes libres, ya que cada jugador está disponible para los 30 equipos. Si bien no podemos ver todas las ofertas que se presentan para lograr una firma, sí recibimos información sobre el contrato final que el jugador aceptó, que generalmente se encuentra entre las mejores ofertas que recibió.

El desempeño de los jugadores en temporadas anteriores, que asumimos que forma la base para la valoración que la oficina del equipo dará a ellos en el futuro, también es información pública. Desde una perspectiva estadística, hay un resultado (el contrato firmado) y un conjunto de insumos (registros del rendimiento de los jugadores). Todo lo que queda es determinar los valores que los equipos ponen en cada habilidad del jugador.

Existen varias técnicas diferentes para determinar esos valores. La buena noticia es que no importa mucho cuál use; todas producen conclusiones aproximadamente similares. Para este artículo, me apoyaré en una regresión lineal simple, usando el valor promedio anual del contrato de cada jugador versus varios aspectos de su valor en la temporada anterior. Comparé solo los agentes libres disponibles en cada año entre sí.

Hasta ahora, me he mantenido abstracto, pero llevemos esta idea a la práctica usando una habilidad, de la cual conocemos mucho: el encuadre del receptor. Antes de aproximadamente 2008, el encuadre era una habilidad no medida de los receptores, aunque se consideraba importante, no se tenía una forma de establecer un valor concreto, a menudo ignorado. Alrededor de 2008-2010, una creciente recolección de información comenzó a definir cuán buenos o malos eran algunos receptores para recibir, y, más importante aún, convertir eso en un valor para la anotación de carreras.

Esto se convirtió rápidamente en uno de los descubrimientos más emocionantes de la era PITCHf/x. El encuadre ha sido una habilidad desde que existe la zona de strike, pero de repente los analistas se dieron cuenta de que podría sumar o restar varias victorias por año al total de un equipo. Usando la metodología que describí anteriormente, podemos visualizar cuándo los equipos se dieron cuenta de que valía la pena pagar por el encuadre, y cuando decidieron que era una habilidad que podía enseñarse, en lugar de comprarse en el mercado de agentes libres.

Aquí está el valor aproximado que los equipos colocaron al 1% en la probabilidad de lograr un strike cantado gracias a la capacidad de encuadre (CSAA, por sus siglas en inglés) en cada año desde 2006.

Antes de que los analistas públicos descubrieran cómo medir el encuadre, los equipos plantearon que, en la práctica, no valía nada. Eso comenzó a cambiar en 2012: durante los siguientes tres años, el encuadre comenzó a valer hasta $ 2 millones en valor anual promedio por punto de CSAA. El momento del aumento en el precio del encuadre no se alinea perfectamente con los primeros artículos que describen la habilidad, pero sería necesario que un grupo considerable de equipos decidiera pugnar entre ellos por receptores con esta habilidad para que el valor apareciera en el mercado de agentes libres. Si solo uno o dos equipos lo sabían (como lo hicieron los Yankees en 2009), podían aprovechar ese conocimiento para pagar menos de lo que valía un buen encuadre.

El encuadre de los receptores tiene una especie de arco trágico: al descubrir lo valioso que era, los analistas, en la práctica, pusieron en marcha su desaparición. Los equipos expulsaron de la liga a los receptores con mal encuadre y aprendieron a enseñar a los jóvenes receptores cómo recibir de manera más efectiva, lo que se tradujo en la difusión de la habilidad de enmarcar dentro de la liga. Eso explica por qué los equipos dejaron de pagar por receptores a partir de 2015, en lugar de comprar maestros en el arte de robar strikes en la agencia libre, invirtieron en una mejor preparación para sus receptores.

Todavía hay muchos factores que complican este análisis: los equipos han cambiado los presupuestos de los agentes libres de año a año, establecidos por propietarios o ejecutivos de alto rango. También tienen diferentes necesidades en cuanto a posiciones se refiere y el grupo de talento disponible en la agencia libre varía de una temporada de descanso a la siguiente. Supongo que, aún incluyendo estas complicaciones a lo largo de los 13 años de duración del estudio, las valoraciones pueden alterarse en cualquier temporada de descanso.

El aumento y la caída del valor del encuadre, medido por mi método, se ajusta a lo que sabemos sobre los equipos que descubrieron (y luego disminuyeron) la habilidad. No es una prueba positiva de que el método sea perfecto, pero sugiere que estoy en el camino correcto.

Y ya con un método para determinar cómo los equipos valoran los agentes libres disponibles, puedo aplicarlo a preguntas más interesantes y complicadas. Conocíamos la historia del encuadre del receptor antes de comenzar, pero ¿cómo están cambiando los equipos las formas en que evalúan la ofensiva en una era en la que la velocidad de salida y el ángulo de lanzamiento se han convertido en algo común? ¿Qué pasa con la defensiva, ahora que Statcast les brinda un conjunto de herramientas incomparables para evaluar la capacidad de capturar la pelota? Abordaré estas y otras preguntas en artículos posteriores de esta serie.

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