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Image credit: Jon Durr - USA TODAY Sports

Traducido por Marco Gámez

La escala 10/90 tiende a perfilar a los jugadores temprano en sus carreras, cuando hay menos historial establecido y, por lo tanto, más margen para la variación en cualquier dirección. Este factor no aplica mucho con los relevistas. Ellos son inherentemente volátiles en función del tamaño de la muestra. Su valor está tan estrechamente relacionado con los juegos salvados en las ligas estándar que las circunstancias juegan un papel importante, además de la volatilidad de la muestra. No es raro que la estrella de relevo de un año sea un gran fracaso para ligas de fantasía en la siguiente temporada: miren a Edwin Díaz y a Blake Treinen el año pasado, o Ken Giles el año anterior.

Incluso para esos estándares, uno puede argumentar que el jugador de hoy es bastante inusual. Craig Kimbrel es el primer jugador perfilado en esta serie que ya ha sido lo suficientemente valioso en el transcurso de su carrera para ser discutido como un posible miembro del Salón de la Fama. Al ser tan élite como Kimbrel ha sido, es extremadamente #representativo para esta serie. En su mejor momento, sin duda fue el mejor jugador en su posición. En el peor de los casos, ha hecho que los propietarios de ligas de fantasía se pregunten si debería estar en una plantilla. ¿Qué Kimbrel veremos en 2020?

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No es una especulación considerar que Kimbrel podría convertirse en el relevista número 1 en ligas de fantasía. Ya lo hemos visto en múltiples ocasiones. Tiene cuatro temporadas no consecutivas en las que registró una ERA por debajo de 2.00, y las cuatro temporadas estelares de ERA, más la campaña de 2018, llegaron con un WHIP por debajo de 1.00. ¡Ese WHIP incluso se sumergió por debajo de 0,70 dos veces! Kimbrel ha alcanzado tres dígitos en ponches en tres temporadas no consecutivas, y su cifra más baja de ponches en una temporada, cuando alcanza 50 entradas, es 83.

El jugador de 31 años ha sido el relevista más dominante de la última década. Durante ese período, entre todos los relevistas que sumaron 100 entradas lanzadas, ocupa el primer lugar en juegos salvados y triunfos por encima del reemplazo; segundo en ERA+ y ponches; y tercero en porcentaje de ponches, promedio de bateo y porcentaje de slugging permitido. Está empatado en el segundo lugar de todos los tiempos en DRA-, entre todos los lanzadores. Todo eso a pesar de una temporada de 2019 en la que tuvo una efectividad de 6.53 y 1.60 WHIP, lo que le dio un valor negativo.

Esa temporada parcial es la razón por la cual Kimbrel está ahora en entredicho. Si hubiera tenido un regreso respetable después de que los Cubs lo ficharan, no sería el 13er relevista de los que todavía no se aceptan apuestas y apenas el lanzador 50 en general para los procesos de selección del Campeonato en Línea NFBC desde principios de febrero. Revisemos los problemas de Kimbrel el año pasado en el contexto más amplio de su carrera y la situación inusual en la que se encontró.

No fue hasta el 7 de junio cuando Kimbrel pudo asegurar un contrato de Grandes Ligas y, en consecuencia, no fue hasta el 27 de junio que hizo su primera aparición en Chicago. Se perdió por completo el tiempo de preparación que ofrece el entrenamiento de primavera, un problema que no tendrá esta temporada. Cuando regresó, se vio afectado por una inflamación articular, primero en la rodilla, que lo envió a la Lista de Lesionados en agosto. Unas semanas después de regresar, volvió a la Lista de Lesionados por problemas en un codo. La temporada de Kimbrel, que ya se había retrasado tres meses, se interrumpió continuamente.

En medio de las dificultades de sus promedios, Kimbrel ponchó al 31.3% de los bateadores. La cifra más baja en su carrera, sin duda, pero representó una marca que la mayoría de los lanzadores de grandes ligas no logran en su mejor momento. También sufrió una tasa ridículamente insostenible relación de 36% de jonrones por batazo elevado. Fue la única vez que Kimbrel tuvo una efectividad por encima de 3.40, y su única temporada de WHIP por encima de 1.09 había sido su campaña parcial de novato en 2010.

En su apogeo, Kimbrel ponchó a la mitad de todos los bateadores que enfrentó, y tuvo los mejores promedios en la liga. Su promedio de strikes abanicados, sin duda en la peor temporada de su carrera, fue en el percentil 88. Es el dueño indiscutible de la novena entrada para los Cubs, un equipo que no debería tener problemas para darle oportunidades de salvar. Sí, podríamos suponer que 2019 es la nueva normalidad para Kimbrel. Cuando nada en esa temporada fue normal, desde el inicio muy retrasado hasta las múltiples pasantías por la Lista de Lesionados durante la segunda mitad, ¿por qué asumiríamos eso acerca del mejor cerrador de una generación?

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A veces puede ser difícil llegar a un acuerdo con un jugador de élite que cae en desgracia. Los días felices de Kimbrel fueron tan notables que se ven difíciles de conciliar con lo que vimos el año pasado del antiguo relevista de los Braves. Hay muchas señales de que 2019 fue un punto en una tendencia mucho más preocupante, en lugar de ser un valor atípico.

La bola rápida de Kimbrel, que alguna vez estuvo con facilidad en 98 mph (158 kph), ha bajado su velocidad durante tres temporadas consecutivas. Alcanzó un promedio máximo de 98.7 mph (159 kph) en 2017 antes de caer a 97.6 (157 kph) en la siguiente temporada y bajar a 96.3 mph (155 kph) el año pasado. La historia es similar a la máxima velocidad, con Kimbrel no logrando alcanzar 99 mph (159.3 kph) por primera vez en su carrera en 2019, habiendo alcanzado previamente tres dígitos cada temporada desde 2011 hasta 2018. Las indicaciones a principios de primavera son que nada ha cambiado y en todo caso, él podría perder una o dos millas más en su velocidad.

La bola rápida de cuatro costuras de Kimbrel le ha permitido dominar a los bateadores a lo largo de su carrera, resultando casi tan difícil de batear como su incómoda bola curva. Durante la temporada 2018, los bateadores rivales registraron un promedio de .174 contra el envío rápido. El año pasado batearon .326 y su slugging fue .783 contra sus bolas rápidas. Kimbrel, en su mejor momento, podría haber sido uno de los relevistas más dominantes de la historia, pero nunca lo hemos visto lanzar con una bola rápida muy disminuida durante un período prolongado. La temporada 2019 fue una pequeña muestra de cómo se vería eso.

Una parte importante del problema con la disminución de recursos de Kimbrel es que nunca ha tenido el mejor control. Ha habido temporadas en las que es menos descontrolado o tan abrumador que los bateadores tienen pocas posibilidades de recibir bases por bolas. Sin embargo, la mayoría de las veces, Kimbrel regala bases por bolas a muchos bateadores. Seis de sus 10 temporadas han presentado tasas de bases por bolas en los dos dígitos. Tres de las últimas cuatro lo han visto conceder basas por bolas al menos al 12.5% de los bateadores. Si la tasa de ponches está cerca del 40%, como lo fue en las dos primeras temporadas, puede salirse con la suya. Un poco más del 30% es una historia diferente.

Kimbrel también se ha convertido en un lanzador al que le producen muchos batazos elevados en quizás el peor momento en la historia de las grandes ligas para ser un lanzador de batazos elevados. Solía ​​generar más roletazos que elevados, pero en las últimas cuatro temporadas, esa distribución se ha invertido. Últimamente, ha perdido un poco del quiebre vertical en su bola curva, y su promedio de roletazos producidos ha bajado precipitadamente ante ambos lanzamientos. Eso puede tener tanto que ver con los cambios en toda la liga en la filosofía de abanicar los envíos como con cualquier pérdida de movimiento en los lanzamientos de Kimbrel. De cualquier manera, a menos que sus recursos o su enfoque cambien, vendrán muchos más batazos elevados.

Los fanáticos de los Red Sox podrán decirles a todos que 2019 no salió de la nada. El control de Kimbrel fue terrible en la segunda mitad de 2018, con una tasa de bases por bolas del 16.5%. Eso persistió en la postemporada, cuando permitió ocho bases por bolas y ocho carreras limpias en 10 2/3 entradas. Un vistazo a su tabla de velocidad en 2018  muestra que, en lugar de caer repentinamente el año pasado, su velocidad disminuyó durante aquellos playoffs y también fue pobre durante un período prolongado a principios de año.

Kimbrel estuvo bajo los reflectores en 2019, volverá a estarlo durante esta primavera, y la única razón por la que es considerado como un relevista de mediano valor es el recuerdo de un jugador que no hemos visto en un par de años. Si está remotamente cerca de ser tan malo como lo fue el año pasado, la titularidad como cerrador no le durará mucho. Sin ese rol asegurado, su WHIP es un riesgo porque ya no propina suficientes ponches para compensar eso.

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