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Traducido por Pepe Latorre
Aunque parezca imposible, hay lugares del mundo donde se están jugando partidos de béisbol. Esto no solo es motivo de alegría para los que están encerrados en casa y demandan entretenimiento, la vuelta del béisbol cada primavera ha sido siempre sinónimo de esperanza y renovación.
Tanto en Japón como en Corea, los partidos de exhibición se juegan en estadios vacíos mientras se intenta avanzar hacia el comienzo de una temporada que ya ha sido retrasada. La diferencia de hora hace que los juegos no sean fáciles de ver, ¡pero estamos hablando de deporte en directo! Las 13 horas de diferencia entre la hora estándar de Japón y la de la Costa Este Americana requieren de cierta planificación, pero dada la oportunidad fue muy sencillo tomar la decisión. Si la simple existencia de los juegos no fuera motivo suficiente para verlos: ¡Daisuke Matsuzaka lanzó durante el fin de semana!
Mi primera experiencia fue el pasado jueves, desvelándome para ver el duelo entre los Fukuoka SoftBank Hawks y los Chiba Lotte Marines que empezó a la una de la tarde hora local. El motivo de ver ese partido, más allá de la necesidad imperiosa de meter algo de béisbol en mi organismo, fue para ver a un ex seleccionado de los Atlanta Braves: el lanzador diestro Carter Stewart.
Quizás te acuerdes de sus dos tumultuosos años que empezaron en 2018, cuando fue seleccionado en el Top 10 del draft y culminó con su histórico fichaje por un equipo de la Liga Profesional Japonesa. El alto y poderoso lanzador de Melbourne, Florida estuvo la pasada campaña en el equivalente japonés de las Ligas Menores, similar al plan de desarrollo de cualquier novato americano de 20 años. Su apertura con el “primer equipo” en un juego de exhibición supuso su debut al más alto nivel, parecido a esas entradas que se dan a los novatos durante la primavera mientras los veteranos “calientan” sus brazos.
Habiendo ojeado a Stewart tanto en el instituto como en el Junior College, estaba interesado en ver cómo le había afectado un año de entrenamientos profesionales en un país extranjero. Siempre tuvo un brazo privilegiado con la capacidad de lanzar una recta que tocaba las altas 90 mph y una curva que destroza rodillas, pero no comandaba ninguno de los dos lanzamientos y carecía una tercera opción. Verlo lanzar changeups en los calentamientos resultaba inútil, su brazo nunca se adaptó al lanzamiento. Esperaba que su nuevo hábitat, en el que están algunos de los mejores lanzadores de splitters del mundo, le hubiera ayudado desarrollar ese lanzamiento.
Intente ver el partido teniendo muy presente que como sucede con el resto de los lanzadores, esto no es más que un juego de los entrenamientos primaverales. Y no solo eso, como les ha sucedido a todos los atletas profesionales se ha visto obligado a aislarse y aun así mantener su forma física. Esto es difícil de por sí, pero todavía más en un país que no es el tuyo y que está al otro lado del mundo. Con esto aclarado, Stewart se tomó muy en serio la oportunidad y lanzó de manera admirable durante cinco entradas, cediendo tres hits, cinco bases por bolas, y ponchó a cinco bateadores para obtener la victoria. Su única carrera llegó tras una bola rápida alta y gorda, que es como ha calificado el lanzamiento una noticia, que se convirtió en un cuadrangular impresionante cortesía del ex Grandes Ligas Brandon Laird.
Aunque el producto final se parecía bastante a lo que ya había visto en ocasiones anteriores, hubo ciertas novedades que no necesariamente ayudaban a corregir aquello que había que mejorar. Cuando era un aficionado de dos metros, se veía que su desarrollo físico aún no estaba completo y que necesitaba madurar para mejorar su coordinación. Sus movimientos eran inconsistentes, todavía más de lo que recordaba, incorporado una palmada en el guante que en algunas ocasiones era más enfática que en otras, aunque era difícil percibir si lo hacía tras la recta o la curva. Su patada alta también era irregular, a veces actuando como un levantamiento de la cintura seguido de una patada secundaria que se extendía por el montículo. Ya sea intencionado o no, que estos dos movimientos no se repitan solos, y mucho menos en conjunto, no dieron lugar a una entrega fluida.
Lo que aún sigue estando muy claro sigue siendo un brazo con mucha calidad. En la primera entrada, y con las bases llenas, realizó el lanzamiento más duro del partido: 154 kilómetros por hora (unas 95.7 millas por hora en el sistema imperial). A pesar de la barrera lingüística, me fue posible saber el spin rate de los lanzamientos porque este aparecía en la pantalla después de la velocidad. Es un secreto bien conocido que Stewart puede lanzar su curva con un spin rate de primer nivel, confirmado durante el partido al eclipsar más de 3000 revoluciones por minuto constantemente. Esto le colocaría en el Top 10 o 15 de la liga según los datos que Statcast nos proporcionó la pasada temporada.
Si ponemos las cosas en perspectiva, nos encontramos con un chaval que debería estar jugando béisbol en clase A baja y que en vez de eso está desarrollándose personal y profesionalmente a 8.000 millas (13.000 kilómetros) de su casa en la costa Atlántica y en medio de la crisis sanitaria más grave la historia reciente. Además, su contrato con la NPB le obliga a quedarse en Japón hasta 2025 sin que exista ninguna cláusula que permita su salida, es decir, está a años luz de las Mayores. Está incluso lejos de ser importante en su actual equipo, como bien declaró el manager a Kyodo News tras el partido.
“Si tenemos lesiones”, dijo Kimiyasu Kudo, entrenador de los Hawks, “no es imposible que pueda ayudar (al primer equipo)”.
En cualquier caso, la oportunidad de seguir el atípico desarrollo de un novato en estas fechas tan extrañas fue un respiro. No importan la diferencia horaria ni la barrera lingüística, es béisbol y lo veré sin importar el dónde ni el cuándo.
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