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Image credit: Douglas DeFelice-USA TODAY Sports

Traducido por Marco Gámez

En ausencia de Major League Baseball, los fanáticos en todo Estados Unidos están recurriendo a alternativas asiáticas, en particular a la Organización Coreana de Béisbol (KBO) y a la Liga China de Béisbol Profesional (CPBL). Este par de ligas ofrece a los televidentes estadounidenses béisbol real, en vivo, muy similar a MLB, incluyendo hasta en algunas historias que han estado vigentes durante los últimos años. En particular, la CPBL está lidiando con su propio escándalo de usar pelotas adulteradas, pero han optado por tratarlo de una manera muy diferente a la MLB. Los contrastes entre CPBL y MLB ayudan a mostrar cómo MLB podría haber evitado el escándalo antes, de manera más efectiva y con mayor honestidad.

El escándalo de las pelotas adulteradas en Estados Unidos se remonta a mediados de 2015, con acelerados picos de jonrones en dos de las últimas tres temporadas (2017 y 2019). La CPBL y la KBO han vivido sus propias experiencias tipo montaña rusa en las tasas de jonrones. La CPBL, en particular, duplicó la cantidad de jonrones desde principios de 2010 (2013-2014) hasta la segunda mitad de la década (2015-2019).

La temporada de 2016 fue particularmente aberrante y provocó acusaciones de uso de pelotas adulteradas. La liga nunca admitió que había un problema, pero sí produjo datos que parecen mostrar que la culpa fue de la pelota. Específicamente, probaron el rebote de la esférica, llamado científicamente, el “coeficiente de restitución” (COR), que determina qué tan rápido la pelota deja el bate, y estaba claro que la pelota de 2016 tenía un COR anormalmente alto. Las variantes de un año a otro han sido tan drásticas y rápidas que cualquier otra explicación es difícil de creer.

2016 mantuvo el récord de la mayor cantidad de jonrones por juego hasta esta temporada, que actualmente está superando esa marca. Más allá del paralelismo con nuestra propia experiencia de pelota adulterada en Estados Unidos, hay algunos puntos sobre este escándalo que son fascinantes. Es refrescante y sorprendente que la CPBL dio a conocer los valores de COR casi de inmediato, incluyendo los resultados de las pruebas anuales que se remontan a 2013. La conexión es clara: los COR más altos conducen a tasas más altas de jonrones por juego (HR/G).

Es instructivo comparar la transparencia de la CPBL con el relativo silencio de MLB. La evidencia de la pelota adulterada en Estados Unidos se acumuló por primera vez a fines de 2015, cuando el índice de jonrones de la liga se disparó a mitad de temporada. No fue hasta mayo de 2018, tras tres años de aumento en el dominio de los jonrones, que tuvo su punto culminante en la temporada 2017 cuando se superaron récords de todos los tiempos, que la comisión de científicos de la MLB emitiera su primer informe y publicara el COR de la pelota, descubriendo que éste no había cambiado. (A su favor hay que decir que la comisión fue mucho más rápida en su declaración tras la campaña de 2019, publicando investigaciones poco después de que terminara la temporada).

Los años transcurridos entre que los jonrones comenzaron a aumentar y que las Grandes Ligas eventualmente llegaron a contratar a científicos e investigar les dieron a los teóricos de la conspiración mucho tiempo para plantearse interrogantes. Rob Manfred insistió en que las especificaciones de prueba estaban dentro de los límites establecidos por la liga, pero se negó a proporcionar los datos sobre COR que sabemos que recopilan para respaldar sus declaraciones. Debido a la falta de evidencia de la liga, Ben Lindbergh y yo teníamos pelotas de béisbol usadas en juegos que fueron probadas por COR en un laboratorio  (debido al tamaño inadecuado de la muestra, encontramos resultados no concluyentes). Si la liga hubiera sido más comunicativa con su información, es posible que pudiéramos haber identificado la resistencia aérea como el culpable del aumento anterior.

Otro aspecto sorprendente del escándalo de la pelota adulterada en la CPBL es su sinceridad con respecto a las limitaciones de fabricación. Major League Baseball ha declarado en repetidas ocasiones que sus pelotas de béisbol caen dentro de un rango de rendimiento que saben que es demasiado amplio. Este disimulo legal les permite afirmar que las pelotas de béisbol se fabrican según las especificaciones, aunque puedan estar generando cambios importantes en las tasas de jonrones. En general, pero especialmente en lo que respecta a COR, sus enumeradas tolerancias de fabricación son absurdamente amplias: los valores de COR pueden estar entre .514-.570, lo que permite que un par de pelotas de béisbol tengan diferencias de 40 pies (12 metros) en distancias de batazos elevados si una está en el límite inferior y la otra en el límite superior. Por el contrario, el liderazgo de CPBL describió por primera vez un estándar de fabricación para pelotas de béisbol de un COR entre .540 y .580, aunque en los últimos años lo han ajustado a .550-.570 (un rango que es aproximadamente un tercio del tamaño que tiene previsto MLB). Dado que un pequeño cambio (0.01) en COR puede aumentar significativamente la cantidad de jonrones (~10%), estos rangos aún permiten que las pelotas de béisbol modifiquen la frecuencia de los jonrones, pero representan, más honestamente, la capacidad de su fabricante para controlar el comportamiento de la pelota.

Sabemos que los estándares nominales de MLB son mucho más amplios que los límites reales (secretos) de Rawlings porque la comisión científica encargada de investigar el pico de jonrones lo admitió. De hecho, el comité fue más allá, recomendando al Comisionado que la liga sea más comunicativa sobre las especificaciones reales que el fabricante puede crear. Pero mientras MLB mantenga exagerados los límites de fabricación, tienen un cómodo respaldo para calmar la especulación de las pelotas adulteradas. “Las pelotas de béisbol se desempeñan dentro de las especificaciones” no tiene sentido cuando las especificaciones son tan amplias que dos pelotas pueden volar 40 o más pies (12 o más metros) de manera diferente, pero parece aplacar a los fanáticos del béisbol que están menos versados ​​en el doble discurso de la liga.

Finalmente, la CPBL está tomando medidas que MLB hasta ahora se ha negado a considerar seriamente. Según CPBLstats.com, la liga está alterando las características de la pelota de beisbol a mitad de temporada para reducir la tasa de jonrones. El nuevo lote de pelotas producidas para el resto de la temporada tendrá un valor COR de alrededor de .560, aproximadamente la mediana de las temporadas 2014-2017. A pesar de que la causa del pico de jonrones en Estados Unidos está clara, la liga se ha negado hasta ahora a tomar ninguna medida correctiva en particular.

Los seguidores internacionales del béisbol (y/o los entusiastas de la pelota adulterada), notarán que la CPBL no es la única liga extranjera que se enfrenta a una esférica “más viva” de lo esperado. Como Brendan Gawlowski escribió a principios de esta semana,  la Organización Coreana de Béisbol se encuentra en medio de un salto masivo de jonrones y la velocidad de salida, lo que sugiere (por su magnitud y rapidez) un cambio en su pelota. En otras partes del planeta, la Liga Mexicana de Béisbol cambió de proveedor de pelotas en 2019 de Rawlings a Franklin y vio aumentar la ofensiva en todos los ámbitos, incluidos los jonrones. Hasta Japón tuvo un rápido aumento en la cifra de jonrones, aunque no estoy al tanto de ninguna investigación sobre la velocidad de salida o COR allí.

¿Qué significa que cinco ligas diferentes (y cuatro fabricantes diferentes) hayan tenido incrementos importantes en los jonrones en los últimos dos años? Quizás nada, o tal vez solo que los periodistas han mejorado en la investigación de las características físicas de las pelotas de béisbol en los últimos años. Pero en al menos tres de ellas, los analistas han vinculado parte de la diferencia en la ofensiva ya sea al rebote (COR) o a la velocidad de salida (una consecuencia de COR). (Aunque en MLB está claro que el principal culpable del aumento de los jonrones fue una menor resistencia al aire, no una mayor velocidad tras chocar con el bate, la liga admitió que el COR aumentó ligeramente en 2019).

Cinco ligas no es una muestra grande y ciertamente es posible que al menos tres de ellas hayan tenido cambios impulsados ​​por la pelota en la tasa de jonrones únicamente por casualidad. Pero tal vez hay algo en común en todo el mundo que conduce a pelotas de béisbol “más vivas”. Si las ligas tienen ganas de más ofensiva o si es un proceso de fabricación común es una pregunta que será muy difícil de responder dado el secreto en torno a la elaboración de las pelotas de beisbol.

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