Traducido por José M. Hernández Lagunes
El robo de bases ha tendido a disminuir en los últimos años. Durante la historia del béisbol, su uso ha subido y bajado, pero en este momento estamos en un momento de bajas. Estas son las bases robadas por equipo por cada 162 partidos desde 1920.
Hay dos razones principales de este cambio. Primero, cuando las pelotas salen del campo a un ritmo récord, el valor de una base robada disminuye. Si el bateador tiene una buena oportunidad de conectar la bola por encima de la cerca, los corredores en base podrían quedarse ahí y esperar el toletazo.
Segundo, contamos con la analítica. La promulgación y comprensión de la expectativa de carreras nos da una comprensión precisa del costo/beneficio de un intento de robo. En general, si un corredor no va a tener éxito en tres cuartas partes de sus intentos de robo, le está generando un costo a su equipo. Así que los corredores son enviados sólo cuando hay una alta probabilidad de éxito.
Todavía no sabemos si habrá una temporada de 2020. Si la hay, la MLB ha propuesto cambios en el juego—67 páginas de ellos—para reducir el riesgo de propagación del COVID-19. Entre ellos está este:
Cuando la pelota no esté en juego o durante el tiempo entre lanzamientos, se le invita a los defensores a retirarse a varios pasos de los corredores.
Digamos que los jugadores se toman la “invitación” a pecho. Los jugadores de campo se alejan de los corredores entre los lanzamientos. Presumiblemente, una vez que el lanzador toma la placa, los defensores, si lo desean, volverán a la base para amarrar al corredor. ¿Pero qué pasa si no lo hacen, o si ese movimiento es a veces incómodo? ¿Estar a dos metros de los corredores hasta que haya un lanzamiento resultará en más bases robadas?
Cuando la gente piensa en bases robadas, normalmente es un robo de segunda. Eso tiene sentido. El receptor tiene que tirar más lejos para atrapar a un corredor que intenta un robo de segunda que para un robo de tercera. Y el punto de equilibrio es más bajo. En 2019, sin outs, la tasa de éxito de un robo de segunda fue del 75%. Con un corredor en segunda y sin outs, el punto de equilibrio en un robo de tercera fue mayor, 79.3%. (Estoy ignorando los robos de home, ya que en el béisbol contemporáneo, muchos “intentos” son sólo jugadas suicidas donde el bateador no hace contacto.)
Entonces, intentar robarse la tercera base es más difícil—el receptor sólo tiene que lanzar 90 pies en lugar de 127—y, dada la expectativa de carreras, más arriesgado. La siguiente gráfica muestra la tasa de éxito de robos de tercera en cada temporada desde 1920. No pinta bien.
En 1954, los corredores intentaron 121 robos de tercera. Sólo tuvieron éxito en 61 ocaciones. Es un número malo. La tasa de éxito ha aumentado constantemente, pero todavía no es grande relativamente con el punto de equilibrio. En términos generales, el punto de equilibrio se mueve en sentido contrario al entorno de la carreras—las bases robadas tienen más sentido cuando no se están anotando muchas carreras—pero la tasa de éxito se ha mantenido por encima del 75% sólo en los últimos años.
Como resultado, los robos de terceros están en declive. Los corredores de base tienen más éxito que en el pasado, pero lo intentan menos.
Excepto que ese no ha sido realmente el caso.
Venga, fue cierto en 2018 y 2019, cuando los equipos intentaron 14.2 y 12.4 robos de tercera por cada 162 juegos, respectivamente. Pero esos años han sido la excepción. En el siglo desde 1920, las 10 temporadas con más intentos de robo de tercera son todas bastante recientes, 1989-1998. Y aunque los robos de tercera han retrocedido de esos niveles, siguen siendo más altos que el promedio. Desde el año 2000, cada temporada se encuentra entre las 32 primeras en intentos de robo de tercera, excepto 2003-2005, 2013 y las dos últimas. Los robos de tercera no han disminuido de la misma manera que los robos en general. En lo que va del siglo, no ha habido ni una sola temporada entre las 32 primeras en intentos de robo de todas las bases.
¿Por qué? Bueno, la parte es que fui un poco engañoso anteriormente. Es cierto que el punto de equilibrio para los robos de tercera con un corredor en segunda y sin outs es de 79.3%. Pero ¿conoces el adagio de no hacer el primer o el último out del inning en la tercera base? Es verdad. Si ves a un corredor en segunda con un out, la situación en la que un robo frustrado no resulta en el primer o último out de la entrada, el punto de equilibrio es de 71.4%. Eso es más bajo que para un corredor en primera con un out (75.1%).
Y no todos los robos de tercera cuentan con sólo un corredor. Con corredores en primera y segunda, el punto de equilibrio para un doble robo sin outs es sólo el 65.5%. Con un out, cae al 62.2%. Además, mientras que la tasa de éxito general en los robos de tercera es buena, si no estupenda, los corredores de primera base han sido casi imparables.
- El año pasado, Adalberto Mondesi tuvo 12 de 13 en intentos de robo de tercera. Mallex Smith y Christian Yelich se fueron 7 de 7, Tommy Pham 7 de 8. Whit Merrifield, Víctor Robles, y Shin-Soo Choo, quien tiene 36 años y no es un velocista, se fueron 6 de 6. El único otro jugador con al menos seis robos de tercera, Jonathan Villar, le costó a su equipo carreras, ya que se fue de 6-por-10, aunque no fue su culpa que los Orioles no llegasen a la postemporada.
- El año anterior, Merrifield tenía 16 de 18 y Mondesi, que sólo tenía 291 apariciones al plato, tenía 10 de 11.
- En 2017, Trea Turner fue 14 de 15, José Altuve 9 de 9, Travis Shaw (!) 8 de 8, y Merrifield y Delino DeShields 8 de 9. El único jugador con muchos robos de tercera que fue atrapado con alguna regularidad fue el “rarito” Billy Hamilton, con 12 de 16.
En general, los jugadores que intentaron al menos cinco robos de tercera tuvieron éxito el 82% de las oportunidades en 2019 y el 84% en 2017 y 2018. Para los mejores ladrones de base, es un juego de alto porcentaje.
¿Podría el distanciamiento social en el campo crear una bonanza de robos de tercera este año? Bueno, recuerda que estamos hablando de una temporada reducida, si es que la hay. Nadie va a desafiar los récords de todos los tiempos.
Jugador | Temporada | BR | AR | % |
Rickey Henderson | 1982 | 34 | 13 | 71% |
Vince Coleman | 1986 | 31 | 5 | 86% |
Rickey Henderson | 1988 | 31 | 2 | 94% |
Vince Coleman | 1985 | 30 | 4 | 88% |
Rickey Henderson | 1983 | 29 | 4 | 88% |
Vince Coleman | 1988 | 26 | 4 | 87% |
Rodney Scott | 1980 | 24 | 4 | 86% |
Vince Coleman | 1987 | 24 | 5 | 83% |
Rickey Henderson | 1989 | 24 | 5 | 83% |
Marquis Grissom | 1992 | 24 | 2 | 92% |
Kenny Lofton | 1996 | 24 | 3 | 89% |
Sólo hubo cinco jugadores la temporada pasada quienes robaron más bases en total que Henderson en 1982 y 1988 y que Coleman en 1986 robó la tercera. Era una época diferente.
Pero los compañeros de equipo de los Royals, Mondesi y Merrifield, tienen tasas de éxito en sus carreras en los robos de tercera de 89 y 91%, respectivamente. Trea Turner tiene el 90%. En una temporada acortada, es probable que se enfrenten a un menor desgaste, manteniendo sus cuerpos y piernas frescas para los intentos de robo. Y el defensor responsable de retenerlos puede quedarse lejos. Habrá muchas oportunidades de correr.
Thank you for reading
This is a free article. If you enjoyed it, consider subscribing to Baseball Prospectus. Subscriptions support ongoing public baseball research and analysis in an increasingly proprietary environment.
Subscribe now