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Image credit: Sergio Estrada-USA TODAY Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

Si hemos aprendido algo de la temporada 2020 es que todo debe comenzar con el aviso de “No sabemos si habrá temporada 2020, ni el número de partidos, ni el calendario, ni las reglas bajo las cuales se jugará”. Dicho esto, me dio curiosidad ver cómo la propuesta más reciente—todavía bajo negociación, al momento de esta traducción—de contar con un bateador designado en ambas ligas puede afectar el juego sobre el campo.

Como sabes, hay un BD en todos los partidos de la Liga Americana. Como resultado, los lanzadores batean en los juegos de la Liga Nacional excepto en los juegos interliga como visitante, y los lanzadores no batean en los juegos de la Liga Americana excepto en los juegos interliga de visita. Como ya he escrito, los BB.DD. tienden a ser jugadores mayores, y muchos de ellos son un peligro con el guante (tipo Nelson Cruz, Khris Davis y Miguel Cabrera). Eso da una ventaja, al menos para la temporada 2020, a los equipos de la Liga Americana, que han acumulado más jugadores de sólo bateo que en la Liga Nacional, donde la versatilidad ha sido preferible.

Eso se confirma en el rendimiento. El año pasado, los BB.DD. de la Liga Americana tuvieron un OPS de .788 y un 106 OPS+. Para los BB.DD. de la Nacional, las cifras comparables fueron .732 y 94. Los BB.DD. de la Americana fueron considerablemente mejores.

Pero, por supuesto, la referencia para los BB.DD. son los lanzadores por quienes batean. El año pasado, los BB.DD. de la Liga Nacional batearon .225/.314/.418. ¡Nada bueno! Los lanzadores de la Nacional batearon .131/.161/.168. ¡Mucho peor!

Así que la sustitución de un BD, aunque sea uno de bajo nivel, mejorará el rendimiento ofensivo en los parques de la Liga Nacional. Me propuse averiguar cuánto.

Asumí, para los efectos de este ejercicio, que los BB.DD. están al promedio de la Liga, o el promedio de la Liga para no-lanzadores, no el promedio de la Liga en general. Eliminé a los lanzadores de la muestra por completo. (Punto técnico: Eliminé a los lanzadores que bateaban como lanzadores. Incluí, por ejemplo, las tres apariciones de Madison Bumgarner como bateador emergente, y las 31 apariciones de Michael Lorenzen como jardinero, en el total de no-lanzadores). El año pasado, la Liga Nacional bateó .251/.323/.431. Los no-lanzadores batearon .258/.331/.445.

De hecho, me tomo la libertad de asumir que los BB.DD. de la Liga Nacional son el promedio de la Liga. No lo fueron en 2019. Ni en 2018. O 2016, o 2015, y para nada en 2014 (.210/.271/.347). Pero estuvieron por encima de la media en 2017, así que hay precedentes. Y si sabes que tu alineación va a tener un BD a diario, sugerirá una construcción de plantilla diferente que si necesitas uno sólo por tres días en Cleveland en medio de un viaje de 11 juegos. Asumiendo que el rendimiento promedio de la Liga no es una exageración.

Voy a sustituir el rendimiento medio de la Liga por el de los lanzadores. Pero eso no es todo; los lanzadores representaron sólo el 5.1% de las apariciones al plato de la Liga Nacional el año pasado, aunque los lanzadores representaron, por supuesto, el 11.1% de los jugadores en el campo. La razón es que el lanzador abridor promedio lanzó sólo una fracción sobre las 5 y 1/3 entradas el año pasado (5.36, para ser exactos) en la Liga Nacional, después de lo cual los bateadores emergentes batearon en el lugar del lanzador en la alineación. (Eso fue mitigado en cierta medida por los dobles cambios que retrasaron al lanzador en el orden).

En total, los bateadores emergentes representaron el 4.6% de las apariciones al plato en la Liga Nacional el año pasado. No todos esos eran para lanzadores, así que no todos desaparecerán. En la Liga Americana, los bateadores emergentes representaron el 1.47% de las apariciones al plato en 2019. Algunas de esas apariciones fueron para lanzadores en el puñado de partidos interliga (específicamente, 300 de 2,428) jugados en parques de la Nacional. El álgebra nos indica que en los juegos jugados en los parques de la Liga Americana, los bateadores emergentes representaron alrededor del 1.1% de las apariciones al plato. Así que además de reemplazar todas las apariciones en el campo de los lanzadores con las de los jugadores promedio de la Liga, también reemplazaré el 3.5% de las apariciones al plato de los emergentes de la Liga Nacional.

En resumen, para ver cómo hubiera sido la temporada 2019 en una Liga de BB.DD. universales, reemplazaré todas las apariciones al plato de los lanzadores y todas las apariciones al plato de los bateadores emergentes, excepto el 1.1%, con el desempeño de un bateador promedio de la Liga. (Sí, lo sé, un lanzador que batea si el BD se mueve a una posición defensiva, o, posiblemente, si el lanzador es Shohei Ohtani, pero esos no van a mover la aguja).

¿Cómo cambiarían las cosas? Viendo las mismas 93,238 apariciones al plato en la Liga Nacional y las 93,279 en la Liga Americana el año pasado, reacomodadas como describo anteriormente, estos son los cambios más significativos.

Los sacrificios bajaron un 76.3% en la Liga Nacional y un 9.4% en la Liga Americana: Al final de cada temporada, escribo un artículo sobre las tendencias de la temporada que se pasaron por alto. El último artículo siempre se titula, “¡Ay Dios! ¡Mataron los toques de sacrificio!” Esta vez no es un juego de palabras. La gran mayoría de los toques son realizados por los lanzadores. Sin lanzadores bateando, los toques están en la lista de especies en peligro de extinción. Estamos hablando de una caída de 531 a 126 en la Liga Nacional. Eso es menos común que revirar a la base y eliminar al corredor (145) en el Viejo Circuito.

Las bases robadas subieron un 7.2%, y los corredores atrapados un 5.5%% en la Liga Nacional: Esto no sucederá. Es lo que obtienes cuando reemplazas a los lanzadores, que nunca corren (cuatro bases robadas, tres pillados en la Nacional el año pasado) y a los bateadores emergentes, que casi nunca lo hacen (22 bases robadas, 15 pillados en 4,303 apariciones) con el jugador promedio. Pero el jugador promedio de la Liga roba más bases que tu típico BD. En la Liga Americana, los BB.DD. robaron 70 bases el año pasado. Sólo los primera base (30) y los receptores (24) robaron menos. No vas a ver un montón de velocistas en el papel de BD. Espera algunas bases robadas y cazados robando, pero no tantos como esto.

Los ponches bajan un 5.7% en la Liga Nacional y un 0.5% en la Americana: Entre las dos ligas, los lanzadores fueron ponchados en el 43.5% de sus apariciones al plato.

Los cuadrangulares suben un 4.9% en la Liga Nacional y un 0.4% en la Americana: Obviamente. Los lanzadores conectaron de vuelta entera menos de tres veces por cada 500 apariciones al plato en 2019.

Las bases por bolas suben un 3.0% en la Nacional, y un 0.4% en la Americana: Así que los Tres Resultados Verdaderos suben un 2.2% en la Nacional y bajan insignificantemente en la Americana.

¡O tal vez no! Hubo 505 caminatas intencionales en la Nacional el año pasado, sólo 275 en la Americana. La sustitución de lanzadores y de una parte de los bateadores emergentes con bateadores promedio de la Liga añade 240 bases por bolas en la Liga Nacional. Pero muchas caminatas intencionales dadas a bateadores en el octavo puesto para llegar a los lanzadores se desvanecerán. Podríamos ver el descenso de los Tres Resultados Verdaderos por primera vez desde 2014.

Los bateadores golpeados han subido un 4.3% en la Liga Nacional y un 0.2% en la Americana: Caramba. Ya establecimos un nuevo récord el año pasado. (Escribí sobre esto en el Anuario de este año, el cual debes comprar antes de que comience la temporada.) Cuando no tienes un bateador en el plato al que puedas abanicar con rectas calientes, o que no pueda conectar una bola rompiente, no tienes que preocuparte por inducirlo a perseguir un lanzamiento interior que, si falla, golpea al bateador.

Los sencillos suben 2.4%, los dobles el 3.8%, los triples el 5.0% en la Liga Nacional (0.2, 0.4, y 0.3% en la Americana): Más sencillos producen líneas de bateo más robustas:

.259/.331/.446 línea de bateo en la Nacional, con un aumento de 8, 8 y 15 puntos, respectivamente (.254/.323/.440 en la Americana, con un aumento de 1, 0 y 1 puntos): el OBP probablemente no subirá tanto por las bases por bolas, como se discutió anteriormente. Pero seguro, habrá más ofensiva.

Lo que significa que todo esto está subestimado. Este análisis asume que no hay cambios en las apariciones al plato; acabo de intercambiar las apariciones del lanzador y del bateador emergente con las apariciones del BD. Pero si ese intercambio da más hits, caminatas y bateadores golpeados, va a haber un déficit de outs. Así que habrá apariciones al plato adicionales para llegar a 24 o 27 outs por equipo por cada juego de nueve innings. Y con esas apariciones adicionales, proporcionalmente habrá más bateadores alcanzando una base.

No lo veremos en los totales finales… Este modelo proyecta que los cuadrangulares en la MLB suban de 6,776 a 6,953. Déjenme ser el primero en predecir que no habrá 6,953 jonrones este año. No con un calendario tan reducido. A menos que adulteren la pelota muchísimo.

…pero lo veremos en las estadísticas de tasa. Asumiendo que no haya cambios en la pelota, es justo esperar más ofensiva en el 2020: más hits de todo tipo, menos ponches (al menos en la Nacional), y más carreras. La Liga Nacional, con lanzadores y bateadores emergentes de fondo del banquillo que ya no lastren las estadísticas ofensivas, podría emerger como la liga de mayor anotación por primera vez desde 1974. (Sí, el año después de que la Liga Americana adoptara el BD.)

Más ofensiva. Más pelotas en juego. Menos lanzadores ineficaces y bateadores emergentes. Suena estupendo.

Pero el tiempo de juego… Podemos preocuparnos por eso una vez que tengamos béisbol de verdad.

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