Traducido por Marco Gámez
Por ser el jugador doblemente útil más importante de MLB, Shohei Ohtani es la rara figura del béisbol que se compara con Babe Ruth y está a la altura. ¡Batea 22 jonrones, Don Ohtani! ¡Lanza a 100 millas por hora (161 kmh)! ¡Poncha a 12 hombres en siete entradas! Hay días en que parece que las únicas cosas que Ohtani aún tiene que hacer para convertirse en un clon perfecto de Ruth son comer 20 “perros calientes” antes de un juego y golpear a Joe West en su rostro sin la máscara protectora. Es divertido comparar jugadores con El Bambino, y aún más divertido cuando éstos demuestran que tienes razón.
Sin embargo, después de una consideración más profunda, aparece una oración que nunca pensé que escribiría: la mejor comparación de Ohtani podría, después de todo, no ser Ruth, sino un par de jugadores que fueron aún más emocionantes. Lo que Shohei Ohtani ha traído a los Estados Unidos es un estilo de juego que recuerda el tipo de jugadores de béisbol que hicieron que las Ligas Negras fueran muy atractivas y emocionantes para ver. En lugar de Ruth, los primeros miembros del Salón de la Fama que te vienen a la mente cuando ves a Ohtani en acción deberían ser Martín Dihigo y Bullet Rogan.
Para empezar, mientras Ruth sigue siendo la respuesta a la pregunta “¿Qué pasaría si combinaras a un bateador que tuvo más jonrones en una temporada que otros equipos en total con un lanzador que derrotó a Walter Johnson,” sus registros de bateo y como lanzador fueron casi completamente partes separadas de su carrera. En verdad, solo hubo dos temporadas en las que Ruth alcanzó los logros de Ohtani cuando fue Novato del Año, 300 apariciones en el plato y 10 juegos como lanzador: fueron sus dos últimos años con los Red Sox, en 1918 y 1919. Una vez que llegó a los Yankees, Ruth se convirtió inmediatamente en un jugador de posición a tiempo completo que, ocasionalmente, haría una o dos apariciones de obsequio en el montículo. De esa manera, no fue diferente a, digamos, David Ross: al conectar o recibir 600 jonrones y obtener un puntaje significativamente menor por parte del juez de baile Len Goodman.
Si bien Ohtani pasó todo el 2019 como BD como parte de su recuperación de la cirugía de Tommy John, también dejó en claro que si fuera por él, no querría seguir la trayectoria profesional de Ruth. Como explicó a través del intérprete Ippei Mizuhara ,”Ha sido normal para mí batear y lanzar toda mi carrera. El año pasado, en realidad, fue una temporada extraña para mí”.
Ese tipo de carga de trabajo también fue “normal” en toda la carrera tanto de Dihigo como de Rogan, que es en gran parte lo que los hace tan fascinantes. Dihigo, quien nació en Cuba, hizo literalmente todo, lo que se podía hacer en un campo de béisbol a nivel de un miembro de Salón de la Fama. Bateó, lanzó, y jugó las nueve posiciones. A veces, incluso hasta dirigió al equipo. Si tu país tiene un salón de la fama del béisbol, hay al menos un 90 % de posibilidades de que Dihigo esté en él. Actualmente está consagrado en Cooperstown, Cuba y México, a lo que uno solo puede preguntarse: “¡¿Qué demonios pasa con Canadá ?!”.
Dihigo fue incluido en tantos salones de la fama porque pasó su carrera viajando de país en país y dominando sus ligas como un verdadero jugador doblemente útil. Como el presidente del Museo de Béisbol de las Ligas Negras, Bob Kendrick, me dijo en el podcast the 3 Strikes, You’re Out, (Los 3 Strikes. Eres Out) “Estaba emocionado por la atracción en torno a Shohei Ohtani porque me dio una razón para hablar sobre [Dihigo] … Un año en el Liga Mexicana, tuvo 18-2 con una efectividad de 0.92 … ¡el imbécil bateó .387 esa misma temporada y ganó el título de bateo! ” Ese fue el sorprendente récord de Dihigo de 1938, y ejemplificó cómo dominaba en el montículo y en el plato cada año que jugaba, exactamente el tipo de jugador que Ohtani había sido en Japón y América hasta que la lesión lo obligó el año pasado a una temporada solo de BD.
Además, Dihigo exhibió poder en su actuación tanto como bateador como lanzador de una manera similar a Ohtani. En esa misma temporada de 1938, lideró la Liga Mexicana en ponches propinados con 184. La biografía sabermétrica de Dihigo lo acredita con “130 jonrones de por vida, pero en al menos 11 de sus temporadas faltan por completo sus jonrones” y describe una bomba en particular en Greenlee Field en Pittsburgh “que voló más de 500 pies (152 metros) antes de aterrizar en la azotea de un hospital adyacente”.
La naturaleza dual de la corta carrera de Ohtani ha producido momentos únicos en la historia del béisbol que encienden la imaginación, como batear sendos cuadrangulares en sus primeros tres juegos en casa en Anaheim y después de eso, lanzó un juego perfecto hasta el séptimo episodio en su próxima aparición. De manera increíble, Dihigo tiene una comparación para ese actuación, solo que fue dentro de un mismo juego. El 5 de septiembre de 1938, se enfrentó a Satchel Paige y se negó a parpadear en un duelo de lanzadores, 1-1, durante ocho entradas. Luego, una vez que Paige fue sacado en el noveno, Dihigo celebró al pegar un jonrón. Si Martín Dihigo jugara hoy, lo único más sorprendente que sus hazañas en cada lado del diamante sería la incapacidad de MLB para comercializarlo.
Kendrick también explicó que si bien Dihigo era un poco unicornio en la historia del béisbol hasta Ohtani, paradójicamente no fue único en las Ligas Negras: ” En las Ligas Negras debías ser un jugador dual… porque el tamaño de la plantilla no era tan grande como las de Major League Baseball y porque todos eran grandes atletas”. De hecho, en el período justo antes de que Dihigo dejara boquiabierto a los fanáticos en varias naciones, los Kansas City Monarchs ocupaban el campo de juego detrás de Charles Wilber “Bullet” (Bala) Rogan, un beisbolista cuya primera frase en su placa del Salon de la Fama lo describe como “un versátil jugador quien era igualmente superlativo como lanzador y bateador”.
Las estadísticas que tenemos de la carrera de las Ligas Negras de Rogan pintan una imagen muy similar a Dihigo, Ohtani, y el tipo de jugadores que generalmente se encuentran en los libros de Matt Christopher. Según Joe Posnanski en Los 100 perfiles de beisbol, en 1924 con los Monarchs, Rogan bateó .392 con un porcentaje de slugging de .603 mientras tenía 18-6 en el montículo. Luego, en 1925, tuvo prácticamente el mismo año: .381 BA, .590 SLG, 17-2. Su página en el Salón de la Fama señala que: “Muchos atribuyen a Rogan más victorias que a cualquier otro lanzador en la Historia de la Liga Nacional Negra” mientras mantenía un promedio de bateo de .338. Estadísticas como esa dejan en claro que Bullet Rogan constantemente registró números de Nintendo cuando Nintendo lo que producía eran cartas para juegos de mesa.
Nuevamente, el punto clave es que Rogan se desempeñó a este nivel en el plato y en el montículo año tras año. Posnanski recordó una conversación durante la cual Buck O’Neil opinó que “Rogan lanzó tan duro como Satchel Paige, fue quizás el lanzador que mejor fildeó en la historia del béisbol, fue un jardinero central de clase mundial y pudo manejar el bate mejor que cualquiera jamás visto.” Elimina la parte de jardinero central y O’Neil podría estar describiendo al jugador que Ohtani aspira a ser por el resto de su carrera.
Los fanáticos de la historia del béisbol a menudo lamentan la oportunidad perdida de apreciar verdaderamente a las grandes estrellas de las Ligas Negras en su mejor momento. Por eso es tan emocionante presenciar los logros de Shohei Ohtani como lanzador y bateador y valorar su potencial para lo que puede hacer en ambos roles por el resto de su permanencia en la MLB. También es la razón por la cual una temporada de 60 juegos en 2020 es tan frustrantemente tentadora, porque la mayoría de los fanáticos del béisbol en Estados Unidos todavía no han visto una temporada completa de Ohtani a toda potencia. Es probable que llegar a presenciarlo sobresalir en el montículo y saludable en el plato durante 162 juegos sea lo más cerca que podamos llegar a saber lo que se sintió al ver a genios del béisbol como Martín Dihigo y Bullet Rogan en su mejor momento. Esperemos que tal cosa sea una de las infinitas formas en que 2021 será mejor que este año.
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