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Image credit: Rick Scuteri-USA TODAY Sports

Traducido por Carlos Pérez 

Desde que ganaron la Serie Mundial en 2016, los Cubs han sido competitivos, pero han fallado a la hora de establecer la dinastía que muchos anticipaban. En la Era Joe Maddon ganaron dos títulos divisionales y un banderín de la Liga Nacional. David Ross ocupará su cargo ahora, y el equipo quiere volver a recuperar el estatus que ha perdido. Las inversiones en herramientas tecnológicas para la evaluación y desarrollo de los jugadores son un aspecto clave de ese esfuerzo, y el propio Ross también. Hay maneras centradas en las personas, al estilo vieja escuela, para que el equipo produzca más talento del que tiene disponible, y Ross parece destinado a hacer algunos cambios cruciales.

El pasado marzo, los Cubs mandaron a Ian Happ al filial de Triple-A de Iowa, solo unos días antes del inicio planeado de la temporada. Después de un 2018 en el que se ponchó el 36% de las veces y fue inutilizable a la larga, Happ necesitaba tiempo para hacer grandes ajustes a su swing y su enfoque. Durante los primeros tres meses de la temporada, sus estadísticas con Iowa parecían validar la decisión de descenderlo, ya que bateó .217/.335/.379 y se ponchó 95 veces en 343 apariciones al plato hasta el 1 de julio.

Entonces, algo cambió. Durante los siguientes 19 juegos, Happ bateó .348/.477/.652. En 86 apariciones al plato, tuvo 10 imparables de bases extra, 17 bases por bolas, y solo 18 ponches. Los Cubs necesitaban un impulso ofensivo a nivel grandes ligas, y Happ se convirtió en la solución. Regresó al club el 26 de julio. El resto de la temporada bateó .264/.333/.564, y solo se ponchó un cuarto de las veces.

Eso se supone que es un final feliz. En esta era de desarrollo de jugadores repentino y duradero, un tipo con las aptitudes de Happ debería ser capaz de dejar atrás una etapa negativa como la que tuvo con una etapa impresionante como la que tuvo en la segunda mitad de 2019. En fin, no podría ser tan sencillo para Happ (o, al menos, no podría serlo bajo el mando de Maddon). Antes de ser descendido la pasada primavera, escribí esto sobre la carrera de Happ:

Happ ha conseguido mantener dos swings diferentes y ajustarse a los lanzamientos de grandes ligas durante los últimos dos años, a pesar de ser titular en solo 89 y 102 partidos en esas temporadas, respectivamente. Se ha movido por varias posiciones del diamante y del orden de bateo. Ha tenido poca continuidad en la instrucción de bateo. A los Cubs les encanta Happ, y creen que puede superarlo todo… PECOTA pronostica básicamente una continuación de lo que ya ha mostrado, con una proyección en 2019 de .233/.329/.421, bueno para un DRC+ de 101.

No se cuestiona su ética de trabajo, pero podría ser que Happ nunca se desarrolle como un jardinero central defensivo viable, porque su enfoque no va en esa dirección ahora. Consiguió que la organización le diera otra oportunidad para demostrar su valía como segunda base esta primavera, limitando así las repeticiones que de otra manera habría conseguido en el jardín central. Casi tan importante, sin embargo, es que Happ no corre como lo hacen Reyes, Mullins, y Margot. Su velocidad de sprint promedio en 2018 estaba un pelín por encima del promedio de todos los jugadores de grandes ligas, pero por debajo del estándar de la posición. Para ser mejor que las -6 FRAA que PECOTA dice que vale (en solo tiempo parcial en el jardín central), Happ necesitaría dedicarse por sí mismo a tratar de convertirse en el mejor leyendo y ajustando su posición para atrapar elevados.

Debido a que Happ llegó en una etapa en la que el objetivo era repetir como campeones de la Serie Mundial, con la alineación llena de bateadores jóvenes buenos, nunca tuvo el tipo de consistencia en cuanto a tiempo de juego que se necesita para ayudar a un bateador con sus problemas de desarrollo. Debido a que llegó menos de dos años después de ser drafteado gracias a su potencial y por ser ambidiestro, Happ tuvo que intentar mejorar en muchas áreas a la vez, y no pudo encontrar su nicho.

Lo cierto es que, en mitad de su explosión en 2019, Happ nunca gozó de tiempo de juego con regularidad. Fue titular en 28 de los 58 juegos en los que apareció (en primera, segunda y tercera base, y tanto en el jardín central como izquierdo). El canje de Chicago por Nicholas Castellanos creó una sobrecarga en los lugares en los que Maddon confiaban en Happ, y le permitió ocupar un puesto solo cuando las lesiones crearon agujeros en los lugares en los que Maddon en realidad no confiaba en él.

Al ser Ross tan diferente a Maddon uno imagina que las cosas serán distintas a partir de ahora. Aunque se convirtió en un compañero de equipo de clase mundial al final de su carrera, Ross adquirió la reputación opuesta después de un roce con Dusty Baker en 2008 con los Reds. La clave de aquel conflicto fue que Ross sentía que no disponía de las oportunidades que merecía. Desde aquella experiencia, Ross se convirtió en adalid de la comunicación clara y los roles definidos. En Teammate, sus memorias después de retirarse, Ross escribió: “Puedes ser un mejor jugador, un mejor compañero de equipo, una mejor persona si tienes un entendimiento claro de tu rol”.

Por primera vez en su carrera, Happ tendrá el mismo entrenador de bateo por segundo año consecutivo: Anthony Iapoce, que fue también el instructor de bateo del equipo de ligas menores cuando Happ fue drafteado en 2015. Ha refinado su swing y su enfoque, mejorando esos problemas de ponches desde 2018. Aunque su perfil físico y su capacidad como ambidiestro sugiera que es un jugador versátil y redondeado, la realidad es distinta: Happ no tiene poder élite ni la suficiente velocidad para quedarse en el jardín central. Bajo Ross, es mucho más probable que vea tiempo de juego, y los Cubs probablemente (por fin) verán su futuro de forma más clara.

La aversión de Maddon a los roles fijos también dio lugar a tiempo de juego inconsistente para David Bote, lo que ralentizó el desarrollo de un jugador en el que el equipo invirtió firmando una extensión antes de 2019. Es más, su creencia en que el orden de bateo no importa le dio mucha fluidez a la alineación de Chicago. Es famosa la vez en la que Maddon decidió casualmente alinear a Kyle Schwarber como primer bate en 2017. Después de que esa decisión le saliera mal, evitó comprometer a nadie en ningún puesto durante su etapa en los Cubs. Que Ross anunciara su intención de ubicar a Kris Bryant y Anthony Rizzo en lo alto del orden de bateo casi el primer día de los entrenamientos primaverales ilustra las diferencias entre él y Maddon, y su deseo de comunicarlas. Claramente, Ross quiere que Bryant y a Rizzo (y, por supuesto, también el resto de sus jugadores de posición) tengan una idea fija de lo que el equipo necesita de ellos.

La filosofía de Ross como entrenador no puede ser reducida a un amor por los roles, claro. En otra parte del libro, cuenta muchas historias sobre sentir que necesitaba llamar la atención de los compañeros que no están proactivamente apoyando al equipo. Una vez entró en el vestuario de los Red Sox durante un juego y le contó a su compañero Mike Napoli que le dolía que Napoli no estuviera en el banquillo, apoyándolo a él y al resto del equipo. Ese tipo de honestidad y franqueza abundan en el libro de Ross, y reflejan su personalidad. Le funciona tan bien que Napoli se convirtió en un amigo cercano, y ahora se ha unido al equipo de entrenadores de los Cubs.

Ross valora tanto la comunicación explicando por qué el equipo lo quería a él, y por qué él quería quedarse con el equipo después de retirarse como jugador. “Los Cubs comunican mucho mejor que incluso Boston cuando estaba en la organización de los Red Sox”, escribió Ross, “y han sido lo mejor que he experimentado”. Durante el período en el que Ross estuvo fuera de la acción, algunos de esos canales de comunicación se volvieron menos abiertos y eficientes.

Si pueden mejorar eso, los Cubs volverán a estar en la senda de los playoffs. El talento en la plantilla sigue siendo formidable, y esa es la razón por la que las dos últimas campañas causaron tanta frustración y catalizaron un cambio tan considerable dentro de la organización. Esta temporada, más que nunca, será decidida por honestidad, química, preparación y conciencia.

Es una locura asumir que los Cubs de Ross automáticamente cumplirán con las aspiraciones e ideales resumidas en su libro, o en los comentarios que Epstein hacía sobre él. Sin embargo, Podemos decir que el equipo parece haber hecho el tipo de contratación adecuado para la dura temporada que comienza.

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