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Image credit: Kelley L Cox-USA TODAY Sports

Traducido por Marco Gámez

En una temporada con tanta rareza, desde el calendario atrasado y acortado, pasando por el brote de lanzadores lesionados, hasta el drama pandémico en curso, puede ser un consuelo saber que algunos rituales del comienzo de la temporada del béisbol regresan sin ser afectados por el COVID-19. En cada una de las últimas cinco temporadas de Grandes Ligas, la resistencia al aire de la pelota de béisbol ha variado, aumentando y disminuyendo la tasa de jonrones por los cambios ejecutados en la pelota.

Este año no es diferente. La pelota de 2020 parece un regreso a la aerodinámica de 2018, con una gran disminución en la tasa de jonrones. El nuevo comportamiento de la pelota ayuda a explicar por qué está desapareciendo la ofensiva en ambas ligas.

Es posible medir la resistencia al aire de la pelota gracias a los datos proporcionados por el sistema de seguimiento (primero PitchF/X, luego Trackman, ahora Hawkeye), que monitorea el vuelo de la pelota. Al observar cuánto se ralentiza la pelota entre la salida desde la mano del lanzador hasta su llegada al plato, puede saberse qué tan aerodinámica es la pelota en sí, ya que no hay casi ninguna otra influencia (el viento es una excepción notable, pero en miles de lanzamientos, el efecto del viento es común para todos).

Usando este método, descubrimos que la resistencia al aire se redujo por primera vez desde 2015 a 2017, lo que produjo en MLB un récord en jonrones. La resistencia al aire luego se disparó en 2018, cuando las pelotas viajeras disminuyeron ligeramente desde su punto máximo, antes de caer por un acantilado en 2019, impulsando a la liga a otra temporada récord. Y si todos esos cambios no fueran suficientes, también tuvimos algo de intriga en los playoffs cuando la pelota de repente se volvió menos aerodinámica en octubre.

Entonces, si bien la tendencia general ha sido hacia una pelota más viva, hemos tenido períodos de regresión aerodinámica. Según los datos, durante la primera semana y media de acción de la MLB, la temporada 2020 parece que contará con una pelota mucho menos adulterada que en 2019 o 2017, y alrededor del nivel que vimos en 2018. Este gráfico muestra el CD (coeficiente de resistencia al aire, por sus siglas en inglés), desde 2016.

Hay algunos puntos importantes que abordar. Primero, la resistencia se puede calcular con todas las rectas de la última semana y media, lo que totaliza unos 14.000 lanzamientos. Anteriormente, descubrí que incluso una muestra relativamente “pequeña” de unos pocos miles de lanzamientos predice la resistencia al aire durante el resto de la temporada con mucha precisión, por lo que es probable que el coeficiente de resistencia presentado aquí permanezca con nosotros durante el resto del año.

En segundo lugar, el béisbol usa un nuevo sistema de seguimiento este año, Hawkeye, que está basado en el uso de cámaras y reemplaza la versión anterior de Statcast. Hawkeye parece relativamente confiable, especialmente para medir las variables que determinan principalmente la resistencia al aire (velocidad y desaceleración). Aún así, es posible que haya fallas técnicas aún por descubrir acechando al Hawkeye que podrían modificar este análisis.

Aunque a partir de estos números está claro que la pelota está volando con más resistencia al aire, es demasiado pronto, ahora mismo, para decir con certeza por qué la pelota es menos aerodinámica. La producción o almacenamiento de pelotas podría haberse alterado, incluso sin querer, debido al caos al comienzo de la temporada. (Rob Manfred negó que MLB haya realizado cambios intencionales en la pelota para la temporada 2020, para lo que vale su declaración). Por ejemplo, si Rawlings detuvo las líneas de ensamblaje cuando la temporada se retrasó indefinidamente en marzo, los jugadores podrían estar usando lotes que han estado almacenados durante cinco o seis meses en los estantes. ¿Cómo afectaría eso a su aerodinámica? No lo sabemos (en parte porque depende de dónde y cómo se almacenaron las pelotas, detalles que la liga no proporcionará).

De hecho, debido a la cantidad de cambios que se han realizado esta temporada (algunos con el interés de desactivar la contagiosidad del COVID-19), es posible que la pelota en sí ni siquiera tenga la culpa. Ben Lindbergh señaló que MLB está tomando medidas enérgicas           contra los lanzadores que alteran las pelotas con la adición de sustancias pegajosas. No sabemos qué provoca la resina de pino en la aerodinámica de una pelota de béisbol, pero alguna evidencia anecdótica del único caso claro que tenemos de un lanzador que usó material pegajoso a mitad de temporada sugiere que la resina de pino, en realidad, reduce la resistencia al aire. Hipotéticamente, si los lanzadores realmente cumplen con la regla de la liga, la falta de resina de pino podría estar aumentando la resistencia al aire de la pelota.

Aún así, dados los cambios que Meredith Wills y el comité oficial de la MLB han observado en la estructura de la pelota durante los últimos años, la causa más probable tiene que ser (alguna parte de) la propia pelota. La altura de la costura ha variado significativamente en los últimos años, y los físicos de la MLB creen que puede ser la culpable de que la pelota se mueva. Las costuras son un candidato tan bueno como cualquier otro para explicar por qué la pelota ha vuelto a los niveles de resistencia de 2018.

La relativa falta de vida de la pelota arroja algo de luz sobre por qué la ofensiva ha bajado mucho este año. Como detalló Matt Trueblood, los lanzadores están dominando a sus colegas en el plato, y un ~10% extra de jonrones que mueren en la pista de seguridad explica gran parte de esa supremacía. Los cuadrangulares por juego han bajado alrededor de un 14% desde el pico del año pasado, lo que presagia una disminución aún más pronunciada cuando el clima caluroso de julio dé paso al otoño. Para empeorar las cosas, parece que los bateadores continúan con la tendencia que comenzaron hace dos temporadas: batear más pelotas hacia el aire y menos hacia el suelo.

A fin de cuentas, todo esto debería ser bueno para la producción ofensiva, pero conduce a un estilo de béisbol de todo o nada, en el que la mayor parte del contacto conduce a outs y la mayoría de las anotaciones provienen de jonrones. Cuando los cuadrangulares desaparecen gracias a una pelota de béisbol menos aerodinámica, como lo han hecho este año, pone a la ofensiva en una posición precaria.

Una de las historias más importantes de la temporada pasada fue una repentina desadulteración de la pelota durante la postemporada. Esta sorpresa de octubre complicó a los equipos dependientes de los jonrones en los playoffs y también, en retrospectiva, sirvió como un presagio para el cambio de pelota de esta temporada. Ese drástico cambio de septiembre a octubre también puede predecir una mayor inconsistencia esta temporada. La larga y sinuosa historia de cómo la aerodinámica del béisbol está impulsando las tendencias de la liga está dando otro giro en 2020, y las probabilidades son altas de que aún haya más giros por delante.

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