
Traducido por José M. Hernández Lagunes
Todos los lunes, escribo una columna llamada “Estrategias para la temporada corta” en la que evalúo las estrategias que emplean los equipos para maximizar sus posibilidades de superar una temporada de 60 partidos y colocarse en posición de jugar la postemporada. Hoy, me gustaría ver la temporada desde otro ángulo. Voy a observar las reglas que rigen el juego este año y cómo están afectando el juego. Todos los datos están actualizados hasta el martes 1 de septiembre.
Sin afición
El hecho de no tener espectadores en las gradas no cambia el juego en el campo. ¿O sí?
El año pasado, el juego promedio de nueve innings duró tres horas y seis minutos. Este año, ha tomado tres horas y ocho minutos. ¿Los aficionados en las gradas ayudan a que los partidos avancen? Eso no parece probable. Pero ahí tienes.
Sin embargo, un tema más interesante es el de la ventaja de jugar en casa. Hay pruebas de que una de las razones por las que los equipos locales tienden a ganar más que los visitantes es que los oficiales se dejan llevar por las multitudes de los equipos locales. Como ilustra este artículo de The Economist, la ventaja de los equipos de fútbol profesionales en su campo es notablemente menor este año—en estadios vacíos—que el año pasado, cuando había público.
Al principio de la temporada, hubo reportes sobre cómo la ventaja de jugar en casa había desaparecido efectivamente. Eso resultó ser prematuro, como muestra este gráfico del porcentaje de victorias del equipo local.

El equipo local ganó el 52.8% de los juegos en 2018, el 52.9% en 2019 y el 52.3% en lo que va de este año; es un descenso muy pequeño. Supongo que hay que reconocer a los umpires de la MLB el mérito de no dejarse influenciar por las multitudes de la ciudad. O tal vez están tan afectados por el ruido de la muchedumbre enlatada como por la de verdad.
Corredor en segunda en extra innings
La idea era acortar los juegos de extra innings, obviamente. Y ha funcionado. El promedio de juegos de extra innings duró 11.2 entradas en 2018 y 11.3 entradas en 2019. Este año, se ha reducido a 10.4 entradas. Y eso ha reducido la duración de los partidos, al menos un poco: 3:49 por juego de extra innings en 2018, 4:00 en 2019, 3:46 en 2020. La diferencia, como es de esperarse, es que la mayoría de los juegos ya no pasan de la décima entrada. Aquí está el número de juegos de extra innings, por total de entradas, en 2018 (gris), 2019 (líneas discontinuas) y 2020 (negro).

Antes de este año, las probabilidades eran que un juego empatado después de nueve entradas iría al menos dos entradas más. Este año, más de ocho de cada diez no pasan de la décima entrada.
No creo que haya ninguna relación de causalidad aquí, pero la proporción de juegos con extra innings ha disminuido. En 2018, 216 de los 2,431 juegos jugados tuvieron entradas extras, 8.9%. En 2019, eso se redujo al 8.5%. Este año, ha sido un 8.2%. Probablemente sea ruido, pero tal vez la posibilidad de un corredor en segunda en extra innings hace que los equipos se esfuercen por terminar en nueve.
Partidos dobles de siete entradas
Ha habido muchos partidos dobles este año, y habrá muchos más. La temporada pasada, hubo 33 partidos dobles, lo que representa el 2.7% de los partidos jugados. Este año, ya ha habido 25, que representan el 9.6%.
Uno de esos partidos dobles, entre los Indians y los White Sox del 28 de julio, se jugó antes de que la MLB decretara que todos los partidos dobles se limitaran a siete entradas por partido. Así que hemos tenido 24 partidos dobles, que abarcan 48 juegos, con dos juegos de siete entradas. (Tres tomaron ocho entradas para completar.) ¿Cómo han ido, comparados con las nueve carteleras gemelas en 2019?
Han sido mucho más cortos, para empezar. El juego promedio de siete entradas en doble partido en 2020 ha tomado 2:34. En 2019, el promedio de tiempo de juego de dos partidos fue de 3:03.
Eso suena bien, pero significa que una reducción del 22% en las entradas jugadas ha resultado en sólo un 16% de reducción en los minutos transcurridos. Una razón es el uso de los lanzadores. En el 2020, los no-partidos dobles presentaron 4.6 lanzadores por juego. Si se reduce eso en un 22%, se esperaría 3.6 lanzadores por juego. No estamos en eso, con un promedio de 3.7 lanzadores por juego. Este gráfico muestra los lanzadores por juego, las barras negras para los partidos dobles y las barras grises para los demás juegos.

Quita los extra innings, y el número modal de lanzadores usados en partidos que no son dobles es de cuatro. El modo en los partidos dobles es… cuatro. Cierto, no hay juegos dobles como el juego de 11 entradas entre los Dodgers y los Giants del 25 de agosto, cuando Gabe Kapler fue al bullpen nueve veces, o el juego del 31 de julio entre los Astros y los Angels del 31 de julio, cuando Los Ángeles usó nueve lanzadores en un juego de nueve entradas. Pero en una revancha entre esos clubes en Houston el 25 de agosto, el club local usó ocho lanzadores en siete entradas en el segundo juego de la doble cartelera. El uso de siete entradas ha acortado el juego, pero no tanto como esperábamos.
Bateador designado universal
He estado siguiendo esto en la serie Estrategias para la Temporada Corta. De 2011 a 2019, los bateadores designados de la Liga Americana superan a los de la Liga Nacional por 62 puntos de OPS. Eso incluye la temporada de 2017, cuando los BB.DD. de la Liga Nacional superaron a sus pares de la Americana, .765-.735. La Liga Americana puede agradecer a Albert Pujols (.242/.286/.391), Mark Trumbo (.207/.258/.367) y Carlos Beltrán (.228/.279/.391) por ello, rogando la pregunta de qué habría bateado este último si no hubiera sabido qué lanzamiento vendría.
Había muchas razones para creer que la Liga Americana volvería a reinar fácilmente, pero no ha sido así. Este gráfico muestra el OPS de ambas ligas desde el 2011.

Este es el cuadragésimo octavo año del bateador designado en la Liga Americana, y el OPS de .741 hasta ahora es el décimo cuarto más bajo de la historia. Pero hay que reconocer el mérito de los equipos de la Liga Nacional. La diferencia en OPS es sólo de 19 puntos. Algunos se han convertido más o menos en BB.DD. de tiempo completo, como Marcell Ozuna de Atlanta y Jesse Winker de Cincinnati. Los Dodgers, por el contrario, han arrancado partidos con nueve jugadores diferentes en la posición. Como sea, está funcionando. Más o menos.
Mínimo de tres bateadores
Para que quede claro, no se trata de un cambio en las reglas para el 2020. Quiero decir, es un cambio de reglas que entró en vigor en 2020, pero no tiene nada que ver con la pandemia. Fue anunciado antes de la temporada de 2019. Escribí sobre ello el pasado mes de marzo.
Pero lo estamos viendo en juego ahora, y lo que hemos visto es que hay una laguna jurídica. Un lanzador que entra a un juego tiene que enfrentar a tres bateadores o terminar una entrada. Si hay dos outs, puedes meter a un LOOGY (lanzador zurdo especialista en bateadores zurdos para un solo out, y sus siglas en inglés forman un juego de palabras) reformado y que te saque de la entrada. Eso sigue estando bien. Como resultado, mientras haya menos lanzadores enfrentando a menos de tres bateadores, no hay señales de extinción. Este gráfico muestra el número de relevistas que se enfrentan a menos de tres bateadores por juego.

El año pasado hubo 2,429 juegos de MLB. Un relevista se enfrentó a menos de tres bateadores en 2,163 de ellos. De los 522 juegos hasta el martes, ha habido 312 apariciones cortas: 173 enfrentando a dos bateadores y 135 enfrentando a uno. Hoby Milner de los Angels es zurdo. James Hoyt de Miami es diestro. Hoyt apareció en 13 juegos y se enfrentó a uno o dos bateadores en siete de ellos. Milner relevó 11 veces y se enfrentó a uno o dos bateadores seis veces. El lanzador de un solo out no se ha ido.
Revisaré esta información cuando termine la temporada. Déjame un comentario si hay algo más que deba revisar.
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