Traducido por Marco Gámez
“No hemos encontrado nada que aumente la velocidad de giro de la bola rápida que no sea una sustancia pegajosa”.
Trevor Bauer habla mucho sobre merecer el premio Cy Young. En entrevistas y apariciones en la prensa, ha enfrentado a la oposición y ha pregonado su propia candidatura. Es un candidato excelente, al menos solo por los números: su efectividad de 1.73 lidera la Liga Nacional y ocupa un lugar destacado en ponches, WHIP, DRA y muchas otras métricas. Pero hay un gran problema con el caso de Bauer, y es que puede haber roto las reglas para alcanzar su actual nivel de grandeza.
Es posible que nunca hubiéramos sabido de los problemas de Bauer si no tuviéramos datos sobre la velocidad de giro. Pero los tenemos y porque los tenemos, sabemos que la velocidad de giro controla el movimiento, que es uno de los aspectos más importantes del arsenal de un lanzador. Cuanto más rápido gira una bola rápida, más se mueve, más difícil es batearla y mejor se vuelve un lanzador como Bauer.
La velocidad de giro tiende a ser asombrosamente constante en los envíos de un lanzador determinado (aunque aumenta con la velocidad, por lo que cuanto más rápido viene un lanzamiento, mayor es la velocidad de giro). Lo que hace que el desempeño de Bauer se destaque es que no está lanzando mucho más rápido, pero sus lanzamientos de repente comenzaron a girar más rápido. En los últimos años, Bauer ha criticado a otros lanzadores por usar resina de pino y explicó que él no lo hace. Es decir, hasta el final del año pasado, cuando de un mes al siguiente Bauer tuvo el mayor aumento en la velocidad de giro jamás observado en la era PitchF/X (como Ben Lindbergh mostró en su artículo). El aumento de Bauer en la velocidad de giro no tiene precedentes y, como el propio Bauer señaló en la cita colocada en la parte superior de este artículo, la única explicación creíble es la adición de una sustancia pegajosa.
Tanto con la resina de pino como con el robo de señas, la justificación habitual en el béisbol es que “todo el mundo lo hace”. Hay tantos ejemplos de lanzadores que tocan puntos de material pegajoso en sus gorras (y son penalizados por ello) que incluso si algunos jugadores no hacen trampa, muchos claramente han recorrido este camino antes. Pero, incluso, si literalmente todos hacen trampa de esta manera, eso no significa que todos hagan trampa con la misma habilidad.
Lo que Bauer ha logrado para aumentar su tasa de giro va mucho más allá de lo que han logrado los lanzadores anteriores. Y, seguramente, no puede ser el único lanzador que ha jugado la mitad de su carrera libre de sustancias pegajosas antes de adoptarlas a medida que aumentaba su edad. El mismo Bauer estimó que aproximadamente un tercio de los lanzadores en grandes ligas no usan sustancias extrañas para tener un mejor agarre. Es demasiado tentador para un hombre que con más edad está perdiendo su puesto en la liga no haber usado resina de pino en algún momento de la última década, y sin embargo, ninguno de esos jugadores aumentó su velocidad de giro hasta el mismo nivel que Bauer. La magnitud de su mejora plantea la pregunta de qué ha hecho de manera diferente a aquellos que usaron sustancias pegajosas antes que él.
Afortunadamente, el lanzador de los Reds ha sido notablemente sincero sobre el trabajo que ha realizado con las sustancias pegajosas. Bauer tiene una mentalidad más científica que la mayoría. Él se encarga meticulosamente de estudiar sus propias actuaciones utilizando la tecnología más reciente y trabaja con Driveline Baseball para mejorar su propio desempeño. De hecho, mientras trabajaba en las instalaciones de Driveline, Bauer explicó cómo había estudiado cómo diferentes sustancias aumentan la velocidad de giro:
“He probado todo tipo de cosas diferentes en el laboratorio de Driveline. Probé protector solar y colofonia. He probado la resina de pino en barras. He probado la resina de pino líquida. Hice mis propios fluidos no Newtonianos. Me senté con un ingeniero químico para entenderlo. Mezclé Firm Grip, Coca-Cola y resina de pino”.
Al igual que los Astros que robaron señas antes que él, Bauer está tratando de usar todas las ventajas posibles. Sin embargo, las ventajas que es capaz de aprovechar son mucho más efectivas que las que estaban disponibles hace 10 o 20 años. Bauer puede usar una cámara de alta velocidad para examinar el movimiento de sus lanzamientos con y sin resina de pino, con cantidades variables y fórmulas diferentes. Puede trabajar con científicos e ingenieros para diseñar una sustancia, con respuestas reales sobre sus efectos, para maximizar su capacidad para hacer girar la pelota. Nunca ha habido un mejor momento para hacer trampa.
Ese es el núcleo del problema en el caso de Bauer. Hacer trampa está bien cuando todos lo hacen, siempre y cuando todos lo hagan igualmente bien. Pero una vez que llega un jugador y lleva las trampas al siguiente nivel, comienza a confundir quién es hábil en el béisbol y quién es hábil en ingeniería química. Como fanáticos del béisbol, queremos saber quién es el mejor lanzador, no quién puede diseñar el mejor compuesto para aumentar el efecto de giro. (Quizás algunos fanáticos quieran esto, pero sospecho que es una pequeña minoría).
Ya hemos lidiado con este tipo de escándalo previamente con los Houston Astros. Los Astros afirmaron que todo el mundo estaba robando señas, y la evidencia de los Red Sox sugiere que al menos otro equipo lo hizo. (Los rumores adicionales sobre varios otros equipos aún no se han confirmado, pero es probable que los Red Sox y los Astros no estuvieran solos). Lo que hizo que las trampas de los Astros fueran más trascendentes y únicas fue la forma en que lo estaban haciendo: sistemáticamente, utilizando la tecnología para robar señas incluso sin un hombre en la base, y probablemente con la participación de la oficina principal (y ciertamente del cuerpo técnico). Importa poco que la evidencia disponible sugiera que los Astros no fueron muy efectivos en hacer trampa, porque si hubieran continuado o desarrollado una mejor tecnología para comunicar las señas, ciertamente, más temprano que tarde, se habrían vuelto efectivos.
En ambos casos (Bauer y los Astros), la nueva tecnología y la sabermetría se aplicaron a un método de la vieja escuela para romper las reglas. Al haber sido la sabermetría tan poderosa para guiar a las oficinas centrales de los equipos y desarrollar a los jugadores, por supuesto, podrá lograr mejoras iguales en las trampas. Y por mucho que nos gustaría que la sabermetría se mantuviera en el lado legal de mejorar el rendimiento, los personajes poco éticos en toda la liga (desde Jeff Luhnow hasta Bauer) están inclinados a adoptar los mismos principios que han aplicado de manera tan rentable desde el principio a objetivos menos aceptados moralmente.
Y lo peor de todo, es que los fanáticos no son respetados si siguen una liga en la que los jugadores, equipos y personal técnico están utilizando la tecnología más avanzada para descubrir cómo hacer mejor trampa. Pero carecemos del poder de investigación, excepto en los casos más obvios como el de Bauer, para decir que cualquier jugador o equipo está rompiendo las reglas. Depende de la liga buscar valores atípicos e iniciar investigaciones (cuando se justifique), para procesar activamente estos casos antes de que los Astros ganen una Serie Mundial o Bauer gane el premio Cy Young.
Pero al igual que con los Astros, y también pasa ahora con Bauer, MLB ha empleado otra estrategia: esconder la cabeza en la arena, a menos o hasta que se haga pública la mala conducta. Irónicamente, la liga prometió a principios de año usar indicadores estadísticos para buscar aumentos anormales en la tasa de efectos exactamente como lo ha logrado Bauer. Pero han guardado silencio sobre su caso. No es probable que encuentren una instancia más obvia de velocidad de giro que la de Bauer, por lo que su falta de acción habla mucho más alto que sus palabras.
La liga puede esperar que la negligencia benigna de alguna manera empuje la idea de hacer trampa con ayuda de la sabermetría hacia el interior de la botella, pero con cada caso que ignoran o castigan con una palmada en la muñeca, otros equipos y jugadores aprenden que este comportamiento es legal de facto. El robo de señas por parte de los Astros fue posiblemente el primer caso obvio de este patrón en acción, pero Bauer nos muestra que no será el último.
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