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Image credit: David Banks-USA TODAY Sports

Traducido por Carlos Pérez

El término apertura de calidad se atribuye al periodista deportivo del Philadelphia Inquirer John Lowe. Ha sido ridiculizado desde que fue acuñado en diciembre de 1985. Las quejas contra el término se han convertido cada vez en menos relevantes.

Una apertura de calidad ocurre cuando un lanzador abridor lanza al menos seis entradas y permite no más que tres carreras limpias. Puedes imaginarte las objeciones. La principal es que tres carreras limpias permitidas en seis entradas es un ERA de 4.50. ¡Eso no es calidad! ¡Es una estadística basura!

La crítica no dice que pegar un jonrón en un juego es una mala métrica porque si un bateador tiene seis turnos y todo lo que hace es pegar un jonrón, es un promedio de bateo de .167. El peor caso no define una estadística. Es verdad que 3 x 9 / 6 = 4.5. (Has venido aquí por estas matemáticas de altura, ¿verdad?) Pero también es verdad que ese tipo de apertura, cumpliendo el mínimo para conseguir una apertura de calidad, es inusual. Aquí está la proporción de aperturas de calidad en las que el lanzador duró exactamente seis entradas y permitió exactamente tres carreras limpias. (Voy a confinar este análisis a la era de 30 equipos, desde 1998 hasta ahora. Todos los datos de este artículo son de Baseball-Reference y Stathead Baseball.)

Hubo 520 aperturas de calidad en 2020. Solo 40, o al menos una de 13, mostraron a un lanzador irse seis entradas y permitir tres carreras limpias. Dicho de otro modo, en 2020, el porcentaje de aperturas de calidad que resultó en una ERA de 4.50 (7.7%) es un tercio del porcentaje de juegos en los que un bateador pegó dos jonrones y su equipo perdió (20.9%; 117-31 ganados-perdidos). Eso no convierte pegar dos jonrones en una mala idea.

Así que si una ERA de 4.50 no es la norma, ¿qué es? ¿Cómo son de buenas las aperturas de calidad?

Muy buenas, al parecer. Este gráfico muestra el porcentaje de victoria de los equipos (línea negra) y lanzadores (línea gris) en aperturas de calidad.

Los equipos que consiguieron una apertura de calidad en 2020 ganaron el 71% de los juegos, el mejor porcentaje de victorias en la era de 30 equipos. Esa frase debería decirte todo lo que necesitas saber sobre aperturas de calidad en 2020. Cuando un lanzador es acreditado con una apertura de calidad, su equipo jugó a un ritmo de 115 victorias y 47 derrotas. El lanzador fue acreditado con una victoria en menos del 80% de sus decisiones. (Los lanzadores que realizan aperturas de calidad tienen un porcentaje de victorias mayor que sus equipos porque una gran porción de las derrotas en una apertura de calidad es asignada a un relevista).

Si los equipos lo hacen bien en aperturas de calidad, ¿qué tan bien lo hacen los lanzadores abridores? Una vez más, muy bien.

Los lanzadores en aperturas de calidad tuvieron una ERA de 1.72 (línea negra) en 2019. Su FIP (línea gris) fue 2.98. Ambos son los puntos más bajos en la era de los 30 equipos. Eso se puede comparar muy favorablemente con el promedio de la MLB para los abridores de 4.46.

Pero las anotaciones en general descendieron en 2020. ¿Fueron las aperturas de calidad tan impresionantes de manera relativa como indican los números? Aquí está el ultimo gráfico usando ERA y FIP como porcentaje del promedio de la liga.

Si, lo fueron. El rendimiento promedio de los lanzadores en las aperturas de calidad superó el rendimiento de los lanzadores en general por, una vez más, el mayor margen en la era de los 30 equipos. Su ERA fue un 61% más baja y su FIP fue un 33% inferior.

Así que si las aperturas de calidad son tan buenas, ¿cuántas hay? Resulta que son, como porcentaje de todas las aperturas de lanzadores, más raras que nunca.

En 1930, el año en el que los equipos anotaron 5.55 carreras por juego, solo el 43% de las aperturas fueron de calidad. Ese récord prevaleció durante 87 años, hasta 2018, cuando bajó al 41%. Descendió al 37% el año pasado, y se tambaleó al actual 29% esta temporada.

¿A dónde han ido, si son tan buenas? Como creo que has deducido, todo gira alrededor del uso de los lanzadores. Toma un lanzador que permite tres carreras. Si ha permitido una en seis entradas y permite un jonrón de dos carreras en la séptima, lo retiran del partido con su apertura de calidad intacta. Pero si ha permitido tres carreras en cuatro entradas, o cinco, ¿qué probable es que vea la sexta entrada? Tres carreras van a ser el producto de, ¿quizás cuatro o cinco corredores? Lo que significa que el lanzador es probable que rompa la barrera de “enfrentarse al orden de bateo por tercera vez” en la quinta o sexta entrada. Sus probabilidades de durar seis entradas completas son mínimas.

Este gráfico muestra el porcentaje de aperturas en las que un lanzador sacó 12-17 outs (al menos cuatro pero menos de seis entradas). Los lanzadores que permitieron tres o menos carreras limpias en esa ventana que fueron sacados del partido representaron una de cada 10 aperturas al cambio del siglo. Esa cantidad ha subido, y ahora es el triple en 2020. Por primera vez, un lanzador que permite tres o menos carreras limpias era menos probable que lanzara seis o más entradas que lanzara al menos cuatro menos que seis. Las casi-aperturas de calidad se comen las aperturas de calidad totales, y los relevos se lo están comiendo.

Quizá los grandes movimientos que vimos en 2020 son por la temporada rara. Podría ser. Pero son la continuación, si acaso amplificada, de una tendencia.

Así que no subestimes a las aperturas de calidad. Son cada vez más raras, y al mismo tiempo, mejores que nunca. Podrías decir que cada vez más representan, pues, a la calidad.

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