Traducido por José M. Hernández Lagunes
A veces este ejercicio te lleva a un nombre obvio. No fue difícil para mí elegir a Devin Williams como el mejor relevista de la Liga. A veces hay una gran cantidad de buenos candidatos. Y a veces te deja debatiendo lo que significa “sorpresa”, que es la forma agradable de decir que no hubo muchos despuntes impresionantes en la tercera base.
¿Deberíamos sorprendernos de que José Ramírez y Manny Machado volvieran a la élite? Probablemente no. ¿Cuenta como sorpresa que Maikel Franco fuera sólido para Kansas City? Tal vez, pero no hizo nada que no haya hecho antes. Algunos podrían sorprenderse de que Gio Urshela ahora es bueno, un avance a partir de 2019. ¿Es razonable considerar incluso a Mike Brosseau o Edwin Ríos, cuando terminaron la temporada con menos de tres dígitos en apariciones al plato? Alec Bohm y Ke’Bryan Hayes ya eran prospectos bien considerados, y sus campañas de novato ya han sido reseñadas en otros lados.
Hubo un jugador elegible para tercera base cuya temporada fue una sorpresa no cualificada. Bueno, hay un clasificado: sólo jugó 10 partidos en tercera en 2020, lo que significa que podría no retener la elegibilidad de 3B hasta el 2021 en todas las ligas. Sin embargo, es hora de darle a Jeimer Candelario su merecido.
EXPECTATIVAS PARA 2020
Más o menos las mismas que los Tigers: muy pocas. Como prospecto, se esperaba que fuera un colaborador pulido con un buen ojo en el plato. Las múltiples demociones de Candelario en 2019 no inspiraron confianza en que alguna vez estaría a la altura de aquellos informes. Intentando mejorar una decepcionante primera temporada completa en Detroit, se desplomó a un 78 DRC+, el cual sería pobre para cualquier posición. Para un jugador quien se limitaba a las tareas de las esquinas—y se dirigía rápidamente a la primera base—fue un desastre. También significaba que todavía no había tenido un rendimiento por encima de la media en oportunidades significativas durante tres temporadas consecutivas.
Su temporada de 26 años parecía un punto crucial en su carrera. Si volvía a fracasar en las Grandes Ligas, sus oportunidades de ser un colaborador habitual se reducirían. Había poco valor defensivo en el que pudiera apoyarse. Ni siquiera estaba claro que tendría un rol diario para comenzar el 2020. Los obstáculos incluían el fichaje de C.J. Cron, Miguel Cabrera como bateador designado, prospectos como Isaac Paredes y Willi Castro en el camino, y varios jugadores de banca para rellenar en la esquina caliente si continuaba batallando.
LO QUE PASÓ EN 2020
Candelario comenzó helado. Fue sustituido tanto por Harold Castro como por Jordy Mercer en tercera durante una primera semana sin un solo hit. Luego, se descosió, poniendo una línea de .327/.396/.554 con 11 dobles y siete cuadrangulares en sus 47 juegos restantes. Cron se lesionó tras un cuarto de la temporada, abriendo la primera base. Candelario arrancó todos los partidos en primera hasta el último fin de semana, cuando una lesión en la espalda lo envió a la lista de lesionados.
El ex prospecto de los Cubs había mostrado su poder anteriormente, bateando uno de los cuadrangulares más largos de 2019, a 467 pies (142 m) y conectando a una velocidad de salida de 114.2 mph (184 kph) en otro palo de vuelta entera. La toma de decisiones y la consistencia fueron las grandes mejoras. Candelario aumentó su tasa de swing en los lanzamientos de la zona en más de cinco puntos porcentuales hasta el 64.5%, mientras que disminuyó su tasa de persecución en casi tres puntos.
En particular, Candelario hizo un mucho mejor trabajo en lanzamientos por encima de la zona, donde nunca ha tenido ningún éxito, mientras atacaba casi todo lo que veía en el corazón del plato. Eso se ilustra en las gráficas de la zona a continuación, el pre-2020 a la izquierda y la temporada pasada a la derecha:
La agresión más dirigida se extendió al primer lanzamiento. Candelario abanicó casi el 30% de oportunidades, un aumento de ocho puntos porcentuales sobre su tasa de 2018-19. El jugador de los Tigres puso en juego el primer lanzamiento en más del 10% de sus apariciones al plato. Por consiguiente, comenzó con cuentas de 0-1 en poco más de la mitad de sus viajes al plato, en comparación con el 56% en 2019. Eso podría parecer una pequeña diferencia. Si es sostenible más de 600 apariciones en el plato, son más de 30 ocasiones adicionales en las que Candelario no está cayendo en cuentas desfavorables.
Aunque es un bateador ambidiestro, Candelario ha sido mucho mejor desde el lado derecho del plato. Esa tendencia continuó en el 2020. Mientras que su desempeño contra lanzadores diestros estuvo por encima del promedio, vale la pena recordar que aún le va peor contra la mayoría de los lanzadores.
LO QUE PODEMOS ESPERAR PARA 2021
Estas mejoras parecen genuinas. Sin embargo, sigue siendo difícil estar seguro de que Candelario será tan mejor sobre una muestra mucho más grande. Sólo se necesita una cantidad muy pequeña de apariciones al plato para mover la aguja cuando la temporada comprende 60 juegos. Dejar pasar un puñado de lanzamientos fuera de la zona hace una gran diferencia sobre 206 apariciones, cuando dos abanicadas equivalen a un punto porcentual.
Con esa nota de precaución en mente, parece que Candelario se desempeñó a un nivel que coincide con los informes de los visores. Parecía un buen bateador, aunque no uno que replicara un porcentaje de .300 y .500 de slugging. El DRC+ calificó su temporada con 113. Ahí es probablemente donde deberíamos esperar que Candelario esté en todos los aspectos: claramente por encima de la media pero no de la élite. El swing no está orientado a producir potencia de primera, ni el enfoque es lo suficientemente bueno para acercarse regularmente a un promedio de .300.
¿Puede llegar a batear .275 con 20-25 cuadrangulares? Parece razonable. Un poco de jugo extra está disponible para aquellos que se benefician de los dobles. No es el perfil más emocionante para un jugador de esquina. Pero es un gran paso adelante desde el decepcionante principio de su carrera.
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